Hoy, hablando, trayendo recuerdos y jugando a ver en el tiempo, alineando figuras por orden riguroso, primero los mayores, tíos importantes, los mas queridos, Maruca y Enrique, con su canasta de mimbre, y esa llegada gloriosa, abriendo, mirando iluminando la cara brillando los ojos ante ricos manjares, irremplazables pastelitos de la tía Maruca, todo era producto de ese campo que la niña de ciudad desconocia, recordando olores, viendose niña, recorriendo la casa clavadita en el medio del campo, haciendo guardia en la puerta de entrada el gigante eucaliptus, parada obligada de cotorras y jilgueros, alla en el galpòn de peones, aperos y cueros había en el lugar, esa oscuridad que traía la muerte de animales privados de la vida, ella no alcanzaba a entender el por que? de la muerte aún explicandole que esos cueros eran parte del sustento de los peones para ganar mas.- Saltando del negro al blanco, ahí no mas salían a buscar nidos, huevos frescos y hasta a veces tenían el premio de un huevo gigante, que solo era de avestruz, con la vieja tía moviendo sus caderas, saltando entre las vizcacheras, esquivando piquillines, volvía jugando y coletas al viento buscaba su premio, tazona de mate cocido con galleta de campo y manteca casera, todo era nuevo y asombraba a los ojos de la niña ciudad, que gratos recuerdos! regresan con fuerza... ver la mesa del mediodía con obligatorio primer plato la bendita sopa, tan natural
y nutritiva que sería la envidia de las dietistas de hoy, y lo que la sume en la ternura de los olores de su infancia el premio del postre, una crema amarilla flotante con pompones blancos le parecía
habían bajado las nubes para que las probara. secretitos de la mente, atesorando recuerdos, los mas gratos y tambìen dejando paso a los mas tristes, la partida de los tíos, los cambios de vida, su paso de niña a mujer, el alejamiento definitivo de lo mágico a su mundo real, pero conservando por siempre la ternura de las simples cosas que la vida le brindo.-
ronni